

Morena piel, mirada penetrante, un a ”belleza exótica” diría yo… nada fuera de lo normal, tal ves, si lo veía en la calle, no lo miraría, no es llamativo.
Sus manos tratando de tocar las mías... en ese bar de poca vida, esa música de fondo, que incitaba a más... Pasaron las horas, charlamos y me fui. No sin desear volver a verlo, sabiendo que él también querría eso.
Una semana después, nos vemos. Sin mucha charla… directo a lo que ambos queríamos.
Sube a mi moto, no puedo concentrarme en manejar. Al fin llegamos a ese motel. Sin encender luces, dejando todo en el piso, sin cerrar la puerta… me lleva contra una de las paredes, y comienza a recorrerme… sus manos, sus labios, su fuerza presionándome contra la fría pared, su ímpetu, dejándome sin poder hacer más que perderme en la excitación que aumentaba segundo a segundo.
No podía hacer más que entregarme, dejarlo llevar el control.
Un largo rato, sin desesperar en quitarme la ropa, solo desprenderla o correrla dependiendo el camino de sus dedos, de sus besos.
En un descuido, me tira a la cama, su mirada, cómplice, morbosa, lujuriosa, era mas que un simple incentivo. Su pene, que lo sentí crecer mientras su presión me mantenía sin poder escapar contra la pared.
Juré ser silenciosa, poco expresiva. Pero al ingresar su pene en mí, un solo gemido ensordeció la habitación. Un orgasmo, tan fuerte, intenso, único. Y otro…
Nunca me pasó esto, nunca pudieron conmigo tan rápido, pero no me detendría a pensar porque pasaba, solo lo disfrutaba.
Su excitación era tal, sus bombeos infernales… acaba sobre mi, sin mas…
Mis suspiros, daban señal de estar a punto de desfallecer.
Voy a la ducha, en cuanto pude ponerme de pie. Luego El. Me tiento, y voy detrás de él, comienzo a acariarlo… recorrerlo.
Suficiente como para comenzar nuevamente.
Esta vez seria diferente, muy diferente.
Solo nos quedamos allí, bajo la ducha, mientras sus manos me masturbaban, y yo a el… posa su mentón en mi hombro, y al concentrarme en su respiración, la mía lo acompaña, mis pequeños gemidos igual.
Sin previo aviso, sin demostrar nada, me gira. Apoyo mis manos contra los azulejos del baño. Su enorme pene, penetra mi cola (hasta entonces virgen)… un orgasmo hace que casi desvanezca, dolor… no... PLACER como nunca antes en mi vida. No me importo nada, no podía contenerme, su swing fenomenal, su miembro completo dentro mío, el agua cayendo… no... No podía hacer nada más.
Terminado otro espectacular y largo raund… caminamos a la habitación. No llego a sentarme en la cama, cuando lo siento detrás de mi, me lleva a esa magnifica silla de maquiavelo.
Puesta cola para arriba, su miembro penetrándome, sin pedir permiso, obteniendo de mi exactamente lo que quería. Y me corro nuevamente… a esta altura, ya ni contar cuantas veces me corrí, no podía concentrarme en nada más que sus enviones, la forma en que me tomaba y disponía de mí.
Tenia que agradecerle de algún modo, el grado de excitación que estaba sintiendo. Giro, me salgo de el, lo empujo llevándolo a la cama, y me como completo ese atroz pene. Su excitación y sorpresa ante mi ímpetu, lo hacen exitarce aun mas. No se contiene y se viene en mi boca. Jamás saboree algo así. Solo el.
Solo ese moreno llego a llevarme hasta allí.
Sexo “vainilla”??? Noooooooooo. Piel salvaje, ímpetu insaciable. Y El, mi amante.
1 comentario:
Bello relato nena, besotes
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